Asunción Moreno Fatás

Mi experiencia en Interioridad

Aun estando cerca de los 50, no sé muy bien aún quien soy, más allá de poder ponerme unos calificativos, que no me definen ni por completo y no en todo momento. Soy temerosa pero también soy valiente, soy vulnerable pero fuerte, soy rígida pero muy flexible, me siento tremendamente acompañada en mi soledad, me gusta la belleza del caos, soy conflicto interno, pero también reina dentro de mi silencio, en fin, que me muevo entre polaridades y contradicciones, somos TODO, pero también somos NADA.

Vivo en una insatisfacción crónica que me ha hecho ir siempre en búsqueda tanto fuera como dentro de mí. Durante años he tenido una vaga sensación de que algo me “faltaba”, algo así como un anhelo de algo más profundo. Con el tiempo estoy aprendido que no hay nada que buscar, ni nada de lo que huir, aunque caigo en la trampa una y otra vez.

Soy una gran amante del silencio en bruto porque es dónde me siento más libre, es el único espacio del cual no quiero huir porque me siento encontrada.

En el año 2011 asistí al I foro de espiritualidad organizado por la asociación Aletheia, algo que supuso para mí un hito en el camino.  Todo lo que allí escuché resonó dentro de mí, mis contrariedades y mis búsquedas empezaron a cobrar sentido, descubrí que había un pozo interior sin fondo en cada uno de nosotros y que hay un camino seguro por el cual poder transitar.

Estudie psicología para encontrarme y conocerme a mí misma, pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que la psicología es una ciencia válida para comprender el comportamiento humano, pero por si sola insuficiente, hay que descender al piso de abajo, porque es en la base donde se encuentra la espiritualidad para poder re-conocerse.

Me gusta acompañar a las personas en sus momentos vitales, porque he descubierto que, en la vulnerabilidad, en el dolor y en la falla se encuentra la belleza del ser humano.

Me gustan los cambios porque son como renacimientos, y eso me llevo hace unos años a reinventarme como panadera, a poner la atención en aquello que no se ve, a darme cuenta de que el proceso de transformación interna que tiene lugar en el silencio de la meditación es muy similar al proceso de fermentación del pan, un proceso lento, simple, pero a la vez complejo, mágico, en silencio, cálido, con necesidad de espacio y crecimiento a su propio ritmo.

Hay en mí una inquietud social que siempre ha de estar cubierta, bien a nivel profesional o como voluntaria en alguna entidad o asociación social dónde el centro sea la persona.

Sigo buscando vivir una relación profunda, fluida y auténtica conmigo misma, con Dios, con el otro y con TODO y sobre todo sigo fermentando.

 Currículum

Licenciada en Psicología clínica por la Universidad de Deusto, en Bilbao.

Postgrado de “Salud Mental en situaciones de Violencia Política y Catástrofes”, desde un enfoque psicosocial y comunitario por la Universidad Complutense de Madrid y el Grupo de Acción Comunitaria.

Postgrado “Experto Universitario en Economía social “por la Universidad de Zaragoza.

Facilitadora en Desarrollo Transpersonal. Nivel I. Escuela Española de Desarrollo Transpersonal de Madrid.

Máster en Prevención del suicidio por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.

Mi experiencia laboral se caracteriza por idas y venidas, entre lo mental, lo artesanal, el cuidado, el servicio, aunque la mayor parte de mi experiencia profesional ha estado vinculada a organizaciones del sector Social. En la actualidad trabajo como psicóloga en Cruz Roja Zaragoza.

Durante estos años he dedicado parte de mi tiempo a colaborar como voluntaria con distintas organizaciones sociales como Proyecto Hombre en Bilbao y Zaragoza, Unidad de cuidados paliativos del Hospital San Juan de Dios en Zaragoza y Barcelona, FISC, Arapaz en Bolivia, Setem en Nicaragua, grupo de misiones en parroquia San Miguel y la Asociación Aletheia.